
El coco es una de la semillas más grande que encontramos en la naturaleza. Se consume el agua que guarda en su interior y su pulpa fresca o seca, todos los componentes tienen su valor nutritivo particular.
El coco se da muy bien en los trópicos y pareciera ser milagroso. Tiene propiedades fungicidas, antibacteriales y antiparasitarias, por nombrar sólo algunos de sus muchos beneficos.

La leche de coco recubre el estómago y calma la úlcera gracias a sus componentes citoprotectores.
Por su gran cantidad de minerales, como el calcio, fósforo, hierro, zinc (entre otros) y de oligolementos (cromo, bario, manganeso, níquel, estroncio y muchísimos más) es un excelente antioxidante. No por nada es el componente esencial de cremas y lociones nutritivas. Muy buen aliado contra los radicales libres y enfermedades degenerativas.


El aceite de coco es sumamente saludable. Hay personas que le tienen miedo por la cantidad de grasas saturadas que tiene. La verdad es que sí, tiene muchas grasas saturadas, pero este tipo de grasa es sumamente saludable, son ácidos grasos de cadena media que no se acumulan como grasa, sino que son utilizados por el organismo directamente como energía. Cerca del 45% de estas grasas es ácido láurico, un tipo de grasa que se encuentra en la leche materna, con capacidades bactericidas y fungicidas. Este aceite tiene cientos de propiedades benéficas, por nombrar unas pocas: regula el azúcar en la sangre, mejora la digestión, propicia la absorción de calcio, combate la candidiasis, combate el cáncer, etc, etc... Existen muchísimas terapias con aceite de coco, sólo hay que buscar para qué tipo de dolencia y listo.

Leche de sésamo y coco con frutillas
Ingredientes
- 1/2 taza de sésamo sin tostar (crudo)
- 1/2 taza de coco en láminas
- agua, cantidad necesaria
- 4 dátiles sin carozo
- 1/2 vaina de vainilla
- 1 cdta de aceite de coco (opcional)
- 1 taza de frutillas maduras, partidas

2. En una licuadora poner el sésamo junto con el coco y su agua de remojo. Añadir suficiente agua fresca hasta alcanzar 1 litro. Licuar bien. Cuando esté todo bien molido colar con la ayuda de un lienzo, exprimiendo bien para extraer toda la "leche" de la pulpa.
3. Enjuagar la licuadora y verter nuevamente la leche recién hecha. La pulpa puede utilizarse en otras preparaciones (como galletas por ejemplo). Echar a la leche los dátiles, la mitad de la vaina de vainilla y el aceite de coco (esto es para darle un poco más de cuerpo y hacerla más nutritivas, pero no tienes no importa). Licuar nuevamente hasta moler completamente los dátiles y la vaina.
4. Echar las frutillas y licuar hasta moler. Verter en vasos y tomar frío.
El sabor de esta leche es bien ligero y refrescante, personalmente me gustó mucho. Si se quiere la leche más espesa, agregar menos agua.

fuentes: http://www.botanical-online.com/ - http://www.aceitedecoco.org/
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